Puede que no lo sepas, pero a veces nos preguntamos, mientras no podemos dormir agobiados por el hecho de ser periodistas y no ingenieros, astronautas, pastores o cualquier otra profesión verdaderamente útil, cómo es que acabas dando con un artículo como este sobre las analogías. Puede ser que acabes de ver ese episodio de Modern Family donde Claire y Phil explican que tener un hijo es como mandar un cohete a la luna y que cuando son adolescentes se va al lado oscuro y pierdes la señal y solo puedes esperar a que vuelva con el tiempo. O quizá a tu hijo/sobrino/hermano pequeño le han puesto de deberes en el cole averiguar qué son las analogías y escribir unos cuantos ejemplos y necesitas inspiración (y un buen copiar/pegar, gracias Larry Tesler). O quizás estabas buscando simplemente la palabra "anal" por razones que no nos incumben y una cosa llevó a la otra...
El caso es que has llegado aquí, a una nueva clase sobre el lenguaje, y justo a tiempo de la lección de hoy, que versa sobre las analogías. No te sorprendas. En Esquire lo mismo te recomendamos las mejores series de Netflix que nos ponemos el sombrero de profesores para ilustrarte sobre la belleza de los palíndromos o rastreamos los diccionarios en busca de las palabras que deberían existir en español.
¡Manos a la obra! Para empezar debes saber que la palabra analogía procede del griego y se compone de la partícula 'ana' (que en una de sus acepciones significa reiteración y comparación) y de la voz 'logia' (de logos, razón). En sentido etimológico significa, pues, comparación o relación entre varias razones o conceptos.

El profesor Esquire, a su servicio.
"Es ciega como un topo", "encontrar a ese perro perdido será como encontrar una aguja en un pajar" o "un reloj es al tiempo lo que un termómetro es al calor" son algunos ejemplos de analogías, pero no te preocupes de esto todavía, porque luego te daremos muchos más.
¿Qué es una analogía?
Una analogía es una frase que nos muestra en qué se parecen dos cosas, pero con el objetivo último de hacer una observación sobre esa comparación. El propósito de una analogía no es solo mostrar, sino también explicar. Por eso es más compleja que un símil o una metáfora, que tan solo pretenden mostrar sin explicar.
Piensa en esta analogía, pensada para comunicar futilidad: "Lo que estás haciendo es tan útil como reordenar las tumbonas del Titanic". En este caso, el orador utiliza un símil para comparar la tarea que se está realizando con la de colocar las tumbonas del célebre transatlántico hundido en 1912. Pero el objetivo final no es solo comparar una tarea con otra, sino comunicar que la primera es inútil, comparándola con una tarea igualmente inútil.
¿Cuál es la diferencia entre analogía, símil y metáfora?
Aunque las analogías, los símiles y las metáforas están estrechamente relacionados porque todos ellos se utilizan para comparar cosas diferentes, aquí tienes algunos consejos que te ayudarán a distinguir entre estas tres figuras retóricas.
- Un símil consiste en decir que algo es como otra cosa. Por ejemplo: "La vida es como una caja de bombones". Un símil es un tipo de metáfora, ya que todos los símiles son metáforas, pero no todas las metáforas son símiles.
- Una metáfora, si no has leído nuestro artículo sobre ellas, suele decir poéticamente que algo es otra cosa. Por ejemplo: "La vida es una caja de bombones".
- Una analogía, por último, consiste en decir que algo es como otra cosa para explicar algo extra. Por ejemplo: "La vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar". Puedes utilizar metáforas y símiles para crear una analogía. La analogía nos sirve para comprender teorías o conceptos novedosos, explicar conceptos científicos, resolver nuevas dificultades basándonos en problemas anteriores similares e incluso para predecir eventos futuros partiendo de eventos pasados o interpretar eventos presentes con características parecidas a sucesos pasados.

Nadie entendió el disfraz de analogía de Mari Puri.
Tipos de analogías
En la escritura, hay dos tipos predominantes de analogías. Las analogías que identifican relaciones idénticas, a menudo con fines de argumentación lógica, y las analogías que identifican una abstracción compartida, comparando dos cosas que técnicamente no están relacionadas, con el fin de establecer comparaciones entre un atributo o patrón que comparten. En el lenguaje, las analogías pueden clasificarse de acuerdo a su funcionamiento lógico interno, de la siguiente manera:
- Analogía simétrica: aquellas cuyos referentes comparados pueden intercambiarse sin alterar las relaciones entre ellos.
- Analogía asimétrica: aquellas en las cuales los referentes comparados no pueden intercambiarse, dado que su orden de aparición designa una relación específica.
- Analogía de causa y efecto: también llamadas analogías de asociación, suponen un vínculo específico, de causalidad, entre sus referentes.
- Analogía por reciprocidad: implica, en la relación entre los referentes, una necesidad estricta y recíproca entre ellos, es decir que para que exista uno, debe existir el otro, recíprocamente.
- Analogía de clasificación: son aquellas que funcionan en base a reunir, en el mismo conjunto de cosas, a los referentes vinculados.
- Analogía comparativa: son las que al cotejar referentes, buscan destacar una propiedad percibible. Suelen usar nexos y símiles.
- Analogía matemática: aquellas que existen únicamente entre cifras, elementos numéricos y proporciones matemáticas, dado lo cual los referentes pueden tener valores desiguales.
¿Cómo escribir una buena analogía?
En la escritura, la analogía puede ser útil para explicar un concepto o una idea desconocidos. Utilizar una analogía para relacionar esta idea con algo que resulta familiar puede ayudar al lector a comprender mejor lo que intentas decir. También es una forma pegadiza e ingeniosa de ayudar a entender un punto. Para escribir una buena analogía, ten en cuenta esto:
- Intenta crear imágenes fáciles de entender: si intentas explicar al lector en qué se parece una cosa a otra, tienes que asegurarte de que el ejemplo que utilizas es comprensible para casi todo el mundo. El objetivo de una analogía es incitar a la reflexión, y eso no funcionará si los lectores no están familiarizados con la imagen que estás evocando.
- Trabaja la comparación y el contraste: piensa en la idea que quieres transmitir. Cuando busques algo corriente con lo que compararlo, piensa en las posibles conexiones entre ambas cosas, tanto en las semejanzas como en las diferencias. ¿Cuál evoca la imagen más poderosa? ¿Cuál podrá establecer la comparación con mayor claridad?
- Piensa en formas de inspirar: las mejores analogías explican e inspiran. Como recurso literario, una analogía es una forma poderosa de comunicar un mensaje. Sin embargo, también puede convertir una idea en una imagen nítida en la mente del lector que perdurará mucho tiempo después de que haya terminado de leer.

"Tío, ¿cuánto tiempo llevas sin limpiar tu escritorio?".
Ejemplos de analogías en el lenguaje cotidiano
Ejemplos de analogías famosas
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