Los tardígrados, también conocidos como osos de agua, son los campeones indiscutibles de lo asombroso. Estas formas de vida microscópicas están prácticamente en todas partes, pueden detener su reloj biológico y prosperar en algunas de las condiciones más duras imaginables, incluido el espacio exterior. Ahora, científicos de la Universidad de Wyoming (UW) investigan si algunos de los dones biológicos de los tardígrados podrían ayudarnos a los humanos.
En un nuevo estudio publicado en la revista Protein Science, Silvia Sánchez-Martínez, investigadora principal de la UW, y su equipo, formado por científicos de EE.UU. y Europa, han descubierto que las proteínas de los tardígrados pueden ralentizar procesos moleculares cuando se expresan en células humanas, lo que podría ser una gran noticia para los interesados en ralentizar el proceso de envejecimiento (y quién no).
Estas proteínas son el arma secreta de los tardígrados. Forman geles dentro de las células de los osos acuáticos, lo que les permite entrar en un estado de animación suspendida, o biostasis. En este estado, los tardígrados son capaces de sobrevivir a temperaturas extremas, desde -200 grados Celsius hasta más de 149 grados Celsius. Y por si eso no fuera suficientemente impresionante, también pueden ser irradiados varios miles de veces más allá de lo que podría soportar un ser humano.
"Sorprendentemente, cuando introducimos estas proteínas en células humanas, se gelifican y ralentizan el metabolismo, igual que en los tardígrados", afirma Sánchez-Martínez en un comunicado de prensa. "Además, al igual que los tardígrados, cuando pones las células humanas que tienen estas proteínas en biostasis, se vuelven más resistentes al estrés, confiriendo algunas de las capacidades de los tardígrados a las células humanas".
Por supuesto, entrar en biostasis es una cosa, pero lo ideal sería poder salir de ese estado una vez que las cosas volvieran a un clima más habitable. Pues bien, Sánchez-Martínez y su equipo también descubrieron que esos geles inducidos por proteínas se disuelven en las células humanas una vez que se alivia el estrés externo, ya sea calor extremo, frío o cualquier otra situación de riesgo vital. La célula humana vuelve entonces a su estado metabólico normal, libre de proteínas tardígradas.
Explorar estas extraordinarias capacidades de los tardígrados con fines biomédicos no es un concepto nuevo. En los últimos años se han publicado estudios enteros sobre la idea, y otro estudio de la UW publicado el año pasado demostró que las proteínas de los tardígrados podrían ser cruciales para crear fármacos que ayuden a tratar a los enfermos de hemofilia.
Y no, la humanidad no está a punto de crear algún tipo de híbrido humano-tardígrado capaz de grandes proezas de desecación, reanimación y supervivencia en el espacio profundo. Pero si somos totalmente sinceros, veríamos esa película.
Darren lives in Portland, has a cat, and writes/edits about sci-fi and how our world works. You can find his previous stuff at Gizmodo and Paste if you look hard enough.
ncG1vNJzZmivp6x7pr%2FQrqCrnV6YvK57xKxmnKGVo7CqrY6abWlraWWAeX2OqamorJWeu6K%2FjK2Yq5yZnL%2BisM6sZJydnKq5or%2BMoaymmZ6WwHA%3D